Hablo de deseo
y pronuncio tu nombre.
Imposible otro nombre.
Hablo de gozo
y mi mirada
es tu mirada de largo prado.
Hablo de tardes locas
y pienso en las manos
de relámpagos generosos.
Hablo de entrega
y aparece a tu sombra
por mis pasillos oscuros.
Más allá de estas cuatro paredes
en las que habitamos estremecidos
sólo existe el silencio,
el pacto,
el miedo,
cuando perdernos tiene sabor a duda,
a precipitarse,
a temor a quererte
y a que me quieras.
A Ollada De Astarté
Pura Salceda
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