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Sara se exhibe en un probador

Las historias más interesantes suelen ocurrir de manera espontánea, cuando no se planea nada y surge la situación morbosa cuando menos te lo esperas. Lo inesperado resulta muy gratificante, ya que uno no tiene ninguna expectativa que le pueda defraudar, eso me ocurrió estas pasadas fiestas.

Al inicio de estas Navidades, aprovechando que ambos estábamos de vacaciones, decidimos ir a comprar por la mañana pronto para evitar las aglomeraciones que se forman según se va acercando el día de Reyes. Como he comentado al inicio no teníamos ninguna intención más allá de las compras, y por tanto, Sara mi pareja no se había vestido de manera provocativa como muchas veces hace para satisfacer nuestra vena exhibicionista. Llevaba una falda, unos diez centímetros por encima de las rodillas, con medias y botas sin tacón, ya que como alguno recordará de mis anteriores relatos, es bastante alta, mide 1.75 m.

Entramos en una tienda que hay ropa de hombre y de mujer, y nos separamos para ir viendo cada uno las prendas que nos gustaban. A esa hora tan solo había dos o tres clientes y los dependientes se dedicaban a terminar de colocar la ropa en su sitio. Cuando pasó un rato nos volvimos a encontrar:

- ¿Has visto algo que te gusta? Le pregunté a mi novia

- He visto un par de vestidos que me han gustado para Nochevieja, pero sobre todo al chico ese que está como un yogurín, me dijo señalando a un tío de unos 25 años que debía medir cerca de 1.90 m y con aspecto más que saludable

- Pero ¿no estabas mirando ropa?

- Ja, ja, ja … no te me irás a poner celoso a estas alturas. Además no me decías el otro día que siempre eres el que toma la iniciativa y el que plantea las situaciones morbosas … pues hoy te voy a dar una sorpresa, creo que no se ha dado cuenta de que venimos juntos

Según me dijo esto, se fue hacía el dependiente. Empezó a pedirle ayuda sobre un vestido que había visto y si le podía buscar su talla, todo esto con una amplia sonrisa y coqueteando todo lo que podía. Disimuladamente me fui acercando para poder oír lo que decían y cuando volvió el chico, Sara le dijo que si podía buscarle y llevarle a los probadores unos zapatos del 39-40 que le fuesen bien con el vestido, ya que con las botas iba a ser difícil hacerse una idea de como le quedaba.

Inmediatamente cogí tres o cuatro pantalones y un par de camisas y me dirigí hacia los probadores, lógicamente no me quería perder nada de lo que ocurriese, no por celos, si no por ver si la situación iba a más y eso me ponía a mil.

Los probadores tenían una fila a cada lado del pasillo y se cerraban con cortina no con puerta. Sara había elegido el último de la fila de la izquierda ya que todos estaban vacíos. Cuando pasé por su lado me asomé y le dije:

- Mi zorrilla se ha lanzado por una vez en la vida

- Si, ja, ja, ja … vete no vaya a ser que nos vea juntos

Lógicamente me metí en el último probador que estaba a mano derecha y que además estaba en diagonal con el que estaba mi novia, ya que antes del suyo había una puerta que debía ir a un almacén o algo así. Sara había elegido de forma premeditada donde cambiarse para que yo tuviese una buena visión de lo que ocurriese.

El chico llegó y le dejó unos zapatos, con tacón de aguja de unos 10 cm de altura, por debajo de la cortina y le preguntó:

- ¿Qué tal te quedan? ¿es tu número?

- Creo que bien, pero no te vayas, quiero que me digas que te parece como me queda el vestido, por si necesito otra talla

Mi chica descorrió la cortina, para que la pudiese ver el dependiente y no solo él, obviamente. Sara estaba espectacular, el vestido era de gasa roja muy trasparente, de tirantes con un gran escote y bastante cortito con un poco de vuelo. De hecho como llevaba medias se le veía una parte del elástico de silicona que viene con encaje, esto junto a los tacones a los que iba subida, le daba un aspecto espectacular, sobre todo cuando se giro para verse en el espejo y el vuelo del vestido se subió, dejando ver al completo la media

- ¿No crees que me viene un poco justo? le pregunto ella, con un aire de caperucita depravada que yo conocía bien

- Me parece que es tu talla, lo que pasa es que es ceñido, pero tu tienes muy buen tipo y te queda muy bien

- Eso se lo dirás a todas las clientas para que compren

- No de verdad te queda de maravilla, pero con ese sujetador (era negro de encaje) que te asoma por los tirantes y el escote desmerece mucho

- Tienes razón, creo debería quitármelo, así es difícil saber si me queda bien en la parte de arriba

Desde mi habitáculo estaba asistiendo por primera vez como voyeur al espectáculo exhibicionista que me estaba proporcionando mi novia y la verdad es que estaba encantando. Otras veces ella se había exhibido, pero siempre junto a mí, en la playa, en algún parque, pero era la primera vez que lo hacía estando yo fuera de la escena y eso me gustaba aún más. La polla me dolía de lo dura que la tenía y había empezado a acariciarme por encima del pantalón.

Sara fue a desabrocharse el sujetador, e hizo, de eso estoy seguro, como que se le enganchaba un uña:

- ¿Te has hecho daño? le pregunto él

- Creo que se me ha partido una uña, cómo duele. ¿Te importaría desabrochármelo?

Por supuesto a él no le importaba, estaba encantado. Ella se sujeto el pelo para que no le molestase, dejando su sensual nuca al aire y para poder soltar esos dos enganches que amordazaban sus preciosas tetas. A continuación ella, se saco el sujetador sacando un tirante por cada brazo y se examinó en el espejo:

- La verdad es que es muy escotado este vestido, con el sujetador no se apreciaba, ¿qué te parece como me queda?

- Te queda estupendamente, le decía mientras le miraba los pezones erectos a través del reflejo

- ¿No te parece que tengo los pechos un poco caídos para llevarlo sin sujetador? ¿no es demasiado atrevido, se me ven la mitad de la tetas? decía otra vez con aire de virgen ingenua vestida de zorrón, a la vez que se daba la vuelta y se quedaba cara a nosotros

- Es cierto que el vestido es bastante atrevido, es muy sexy … para una ocasión especial, pero me dijiste que era para Nochevieja. Pero tu tienes un cuerpazo para poder lucirlo, desde luego creo que no deberías ponerte sujetador, se te vería, y además, las tetas que tienes no están nada caídas, ya quisieran muchas tener unas como las tuyas

- Tienes razón un día es un día y ahora que soy joven debo aprovechar a lucirme un poco

- Te queda muy bien, pero debes tener cuidado con las bragas que te pongas, estas se te transparentan y hace un poco feo

- Me había dado cuenta, pero como en Nochevieja hay que estrenar ropa interior roja, había pensando en comprarme algo rojo, ¿tenéis aquí ropa interior?

- Si claro, además ahora por ese motivo nos llega mucho de ese color, tenemos auténticas preciosidades

- ¿Te importaría traerme algún modelo para ver como me queda?

- ¿Qué prefieres braga, tanga o coulotte?

- Creo que mejor tanguita para una noche así, no te parece, pero algo que sea un poco especial

- No te preocupes que ahora te traigo uno que seguro que te gusta

A esas alturas ya me había sacado la polla del pantalón y estaba meneándomela viendo ese espectáculo tan calentón que me estaba ofreciendo Sara. Recogí mi miembro y salí un momento de mi escondite para felicitar a mi novia

- Espero que hayas estado viendo y escuchando todo, no quería mirarte mucho para que no se diera cuenta

- Por supuesto que no me he perdido nada, estaba haciéndome una paja de lo que me has excitado

- Ja, ja, ja … menudo guarro estas hecho cacho cabronazo ¿hay alguien más en los probadores?

- Hay un ocupado al principio, pero no creo que se den cuenta desde ahí. Me vuelvo a mi sitio no quiero estropear nada. Un beso maravillosa zorrita.

Al cabo de un minuto volvió nuestro compañero de andanzas, con un tanga rojo en la mano que era una auténtica preciosidad, para que lo luzca una putilla como mi novia. El tanga por delante era un triángulo rojo con un pequeño adorno imitando a brillantes, y la parte de atrás, que era la mejor lógicamente, era una tirita, que donde forma la T, también tenía brillantes.

- Espero que te guste le dijo él

- Tenías razón es muy bonito, una monada. Espérate que me lo voy a poner para ver como queda.

Dicho esto, se bajó las bragas negras con encaje, a juego con el sujetador y se puso el tanga, todo esto sin correr las cortinas, pero sin que se le viese más que un poco de pierna por encima de las medias. Pero a pesar de que no enseñase nada, el hecho de estar quitándose las bragas delante de otro tío y estar viéndolos me ponía muchísimo, y no era el único.

- Ahora creo que ya esta bien ¿qué te parece?

- Espectacular, vas a ser la reina de la noche, le decía mientras le agarraba por la cintura como comprobando que tal le ajustaba el vestido

- Me parece que parezco un poco … golfilla. A lo mejor me pruebo otro, he visto antes uno con escote palabra de honor que me ha gustado, te importaría traérmelo

Estaba que no podía más, si siguen jugueteando un poco más me corro allí mismo. Volví a salir para ver si había gente en los probadores, pero solo seguía ocupado el de antes y de paso dar un beso a mi maravillosa exhibicionista, antes de que volviese a aparecer nuestro dependiente.

- ¿Es este el que querías?

- Si, espérate que me quito este y me lo pasas

Al correr la cortina, de forma descuidada, dejo una abertura de unos 10 cm por donde se podía ver perfectamente como se cambiaba, y por supuesto, nuestro amigo no se perdía detalle al igual que yo. Para poder verla de forma disimulada se quitó de enfrente del probador situándose en diagonal a la abertura aprovechando que había espejos en las tres paredes del probador. La imagen que estábamos viendo de Sara era muy morbosa y espectacular, se había quitado el vestido y se había quedado con los zapatos de tacón y las medias hasta medio muslo y el diminuto tanga rojo. A partir de ese momento empezó una pequeña exhibición lenta, sensual y llena de morbo.

Primero subía una pierna al banquillo para ajustarse la media, de tal forma que su culo se quedaba hacia fuera, luego se agarraba las tetas y las alzaba, como para comprobar que no habían perdido firmeza, a continuación se miraba el culo en el espejo para ver su tamaño y observar como le quedaba el hilo, o bien se ajustaba el tanga por delante, casi mostrando su depilado coñito. Hizo unas cuantas posturitas a conciencia de las que hacen las tías frente al espejo cuando están a solas, con la salvedad de que este caso se estaba exhibiendo para que pudiesen observarla.

Pero se quiso cerciorar de que la había visto bien y cuando le pidió que le diese el vestido, abrió la cortina hasta la mitad con una media sonrisa, y el chico disimuló girándose como para no verla

- Uy perdona, creía que estarías acostumbrado a ver a muchas chicas cambiándose, dijo sonriendo

- Es que no quería que me confundieses con un mirón, en el trabajo hay que se discreto, pero sin apartar la vista de mi chica

- Perdona si te he molestado, pero así hay muchas chicas en las playas tomando el sol y no pasa nada

- No es eso … si me ha encantado verte, bueno en fin, aquí tienes el otro vestido, ya me dirás cual te gusta más. Perdona me llama una compañera para que vaya a la tienda

En esa conversación que duró unos segundos mi chica estaba tapada únicamente con el tanga. Yo había seguido meneándomela durante el espectáculo, pero ya no pude aguantar más y me corrí desesperadamente.

Fui a buscar a mi chica para decirle lo mucho que me había encantado

- Has estado increíble, eres una deliciosa zorrilla

- ¿Has podido verlo todo bien?

- Perfectamente, menuda paja me he hecho y el tío ese seguro que va a tener que ir al baño para poder relajarse un poco

- Pues yo estoy chorreando, toca ya verás

Efectivamente mi chica tenía el coño a punto de nieve, creo que no estuve ni un minuto acariciándola antes de que alcanzase el orgasmo. Fue un orgasmo largo, intenso, agarrándose fuertemente a mis brazos para pode contener los gemidos, se notaba que estaba muy caliente.

Me volví a mi probador, cogí la ropa y esperé a Sara en la tienda. Un par de minutos después salió mi novia con los vestidos, los zapatos y el tanga, y se dirigió al dependiente:

- De momento me voy a pensar lo del vestido, pero el tanga me lo quedo

- Vuelve cuando quieras y pregunta por mi si no me ves, me llamo Javier

- No te preocupes, así lo haré

Sara me comentó que había disfrutado muchísimo exhibiéndose delante de un extraño, pero sobre todo le había dado mucho morbo que yo estuviese viendo toda la escena, me decía que si no hubiese estado a lo mejor no se había atrevido y que desde luego no le habría gustado tanto.

Cuando llegamos a casa se probó el tanga, con unos zapatos de tacón y le hice unas fotos para que pudieseis ver y disfrutar lo mismo que Javier, espero que os gusten.

joseluisvoy@hotmail.com




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